La cuenca del Nalón, la más amplia de la zona cantábrica, conformó un territorio paleolítico extensamente recorrido y explotado por los grupos paleolíticos. De ello queda constancia en la distribución de los sitios con arte paleolítico documentados. En su mayoría son abrigos exteriores con grabados que presentan una enorme uniformidad estilística, técnica y temática: el carácter sintético y abreviado de los motivos, el grabado profundo y el tema de la cierva como una constante en la iconografía de la cuenca.