«Supo trabajar con constancia y aguda inteligencia y puso esfuerzo cuando faltaron los medios. Admirado por todos y por todos respetado, llenó con su notable personalidad muchos campos de la ciencia española» (Martín Almagro Basch, 1965)

NACIDO EN MADRID, PERO DE FAMILIA EXTREMEÑA, originaria de la población cacereña de Alcuéscar, cursa los estudios de Ciencias Naturales en Madrid, culminando su Licenciatura con Premio Extraordinario. Obtiene el título de Doctor en 1896, con la Tesis Doctoral «Estudio Geológico de la Sierra de Montáchez», ubicada en Extremadura, y muy cercana a su localidad natal. Con posterioridad ocupa cargos de responsabilidad en el Instituto de Enseñanza Secundaria de Cáceres, y también en la Universidad de Valladolid.
En 1899, a los veintisiete años, obtiene por oposición la Cátedra de Historia Natural del Instituto de Secundaria de Córdoba, desarrollando, junto a algunos colegas, una importante labor de modernización de los estudios y métodos de enseñanza del centro, buscando un contacto directo con el medio natural. Llegó a crear un «Centro de Excursiones» y una «Sociedad de Expansión de la Enseñanza», influenciado por los Gabinetes de Historia Natural del siglo XIX y la Institución Libre de Enseñanza. Sus itinerarios con frecuencia servían para hacer observaciones geológicas, botánicas, paleontológicas y arqueológicas, lo que dio pie a la publicación de sus primeros trabajos e investigaciones.
En 1907 es nombrado profesor adjunto en la Universidad de Madrid y adjunto al Museo Nacional de Ciencias Naturales. En 1910 obtiene la Cátedra de Geología de la Universidad Central, desempeñando a partir de entonces la jefatura de la sección de Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, prosiguiendo con su labor educativa más allá de las aulas, ligada al ambiente de la Institución Libre de Enseñanza, siendo frecuentes sus excursiones por la Sierra de Madrid a través de la Sociedad Peñalara.
Como geólogo, su gran y monumental obra fue la elaboración del Mapa Geológico de España; como biólogo, destaca su labor como conservacionista en la Junta Central de Parques Nacionales, en cuyos trabajos participó con especial intensidad a finales de los años veinte y principios de los treinta, y su papel en el desarrollo de dos figuras jurídicas de protección de la naturaleza: Sitio Natural de Interés Nacional y Monumento Natural de Interés Nacional.

Como arqueólogo, funda en 1911 la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, al amparo de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, dependiente del Museo Nacional de Ciencias Naturales. La Comisión será un instrumento fundamental en el impulso de la investigación arqueológica española en las tres primeras décadas del siglo XX, emprendiendo una notable labor de publicación y difusión de los resultados de sus investigaciones.
Según Hernández-Pacheco, la creación de la Comisión obedeció a «la necesidad de favorecer el desarrollo del conocimiento de la Prehistoria y la Paleontología», estableciendo un grupo de estudio de funcionamiento autónomo respecto del Museo Nacional de Ciencias Naturales, pero que «en él tuviera su sede y laboratorios, y a él fueran destinados los objetos y restos arqueológicos a partir de sus investigaciones». En el documento fundacional de la Comisión aludió al «excepcional interés de las exploraciones de cavernas y abrigos que sirvieron de habitación al hombre primitivo, cuyo estudio ha producido importantes descubrimientos en la ciencia prehistórica y ha suministrado valiosos datos para el conocimiento de la historia patria».

En el ámbito arqueológico, destaca su contribución al estudio de la prehistoria asturiana, contactando con el Conde de la Vega del Sella, con quien realiza «exploraciones de carácter prehistórico por el país». Entre 1914 y 1919 descubre y excava la cueva de La Paloma (Las Regueras) y las cuevas de Ardines en Ribadesella; documenta junto con Vega del Sella el Ídolo de Peña Tú; y descubre, investiga y publica la caverna de la Peña de Candamo y su arte rupestre, en una monografía que sigue siendo fuente de conocimiento y ejemplo de publicación científica sobre arte rupestre paleolítico.
Fuera del ámbito asturiano, en 1914 estudia y publica junto a Juan Cabré el arte rupestre levantino del entorno de la Laguna de la Janda (Cádiz); en 1917 los grabados paleolíticos de la cueva de Penches (Burgos) y el arte esquemático de Alburquerque (Extremadura); en 1918 el arte rupestre esquemático y levantino de Morella la Vella (Castellón); en 1922 el arte rupestre levantino de Font Vilella en Tivissa (Tarragona) y el arte esquemático de Las Batuecas (Salamanca). En 1924 ve la luz su estudio del arte rupestre levantino de la cueva de La Araña (Bicorp, Valencia), titulado Las Pinturas Prehistóricas de la Cueva de La Araña (Valencia). Evolución del Arte Rupestre de España, en el que expone y defiende su acertada visión sobre el arte rupestre levantino y su cronología. Si bien fue Juan Cabré en 1915 quien primero alude a la cronología postpaleolítica de este tipo de representaciones rupestres, el primer planteamiento metodológico y sistemático al respecto fue el desarrollado por Hernández-Pacheco en la obra aludida.

Tras la Guerra Civil española es importante su contribución, ya en la inmediata postguerra, a la fundación y primer desarrollo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, intentando revitalizar sus viejas experiencias en la Junta de Ampliación de Estudios; y también su participación en la puesta en marcha de su querida Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Tras una larga ancianidad, volvió a morir a su tierra extremeña, falleciendo en Alcuéscar, Cáceres, en el año 1965.
De Eduardo Hernández-Pacheco cabe destacar su sólida formación científica en diversos campos del saber y su intensa labor investigadora producto de una enorme capacidad de trabajo y movilidad, que le llevó continuamente al campo y a expediciones que abarcaron toda la Península, Las Canarias y el Norte de África. Su descomunal producción científica en diferentes ámbitos fue sintetizada por él mismo entre 1952 y 1959, con la publicación en la colección de memorias de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de sus obras El Solar en la Historia Hispana (1952), Fisiografía del Solar Hispano (2 volúmenes, en 1955 y 1956) y Prehistoria del Solar Hispano (1959).
BIBLIOGRAFIA DE EDUARDO HERNÁNDEZ-PACHECO Y ESTEVAN
- Paleolítico y arte paleolítico
- Arte postpaleolítico, esquemático y levantino. Megalitismo y Edad de los Metales
- Ciencias Naturales
Fisiografía del Solar Hispano. Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Vol. I, Memorias, Serie de Ciencias Naturales, t. XVI. Madrid, 1955. Vol. II. Memorias, Serie de Ciencias naturales, t. XVI. Madrid, 1956.
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