A propósito de dos fotografías en la cueva de El Pindal pertenecientes al archivo de Juan Cabré

«A lo largo de más de un siglo son miles las personas que se han fotografiado frente a la entrada de la cueva de El Pindal. La rotundidad del paisaje anima a dejar constancia, a visitantes anónimos o ilustres, de su paso por un enclave singular.»

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EN LA ACTUALIDAD muchas de esas imágenes son difundidas y compartidas casi de inmediato a través de Internet. En el pasado, bastantes de ellas se quedaron en la intimidad de los álbumes familiares, permaneciendo en el anonimato. Otras, sin embargo, son conocidas dado que pasaron a formar parte de archivos y fondos gráficos públicos, cuya consulta nos sirve como fuente de estudio historiográfico: el análisis del relato mismo de la historia, el arte de escribirla y el estudio científico de sus fuentes, productos y autores.

Cueva de El Pindal: Encarnación Cabré junto a otras dos personas
Figura 1. Retrato de Encarnación Cabré en la cueva de El Pindal durante un viaje de prospección de pinturas rupestres en 1933. Fondo gráfico de Juan Cabré, nº de inventario 1906. Fototeca del Instituto de Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

En esta ocasión traemos a colación el examen de dos fotografías inéditas pertenecientes al fondo gráfico de uno de esos autores: Juan Cabré (Calaceite, Teruel 1882 – Madrid 1947). El turolense fue uno de los primeros estudiosos españoles dedicado a la investigación del arte rupestre. Desde 1903, cuando se inicia su actividad arqueológica, se calcula que descubrió y estudió cerca de un centenar de sitios con arte rupestre, paleolítico y pospaleolítico. Primero como ayudante del Instituto de Paleontología Humana de París, colaborando con el abate Breuil. Más tarde como dibujante de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, en estrecho contacto con Eduardo Hernández-Pacheco o El Conde de la Vega del Sella. Hasta su muerte estuvo vinculado a importantes instituciones arqueológicas españolas: el Instituto Diego Velázquez, el Museo Cerralbo o el Museo Arqueológico Nacional. De todos sus trabajos redactó notas de campo, hizo dibujos o tomó fotografías. Su actividad como fotógrafo es tan importante que se considera a Cabré pionero en España del uso de la fotografía como documento arqueológico, llegando a conformar una colección de más de cinco mil negativos en placas de vidrio y de nitrato de celulosa, con un contenido puramente arqueológico. Dicha colección, de la que proceden ambas fotografías, fue cedida al Estado, y se encuentra digitalizada en el archivo del Instituto de Patrimonio Cultural de España.

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Las fotografías están consignadas en el inventario con los números CABRE-1906 y CABRE-1895 (figuras 1 y 2), y en la documentación asociada se indica que son dos retratos de su hija, Encarnación Cabré, y de Hermilio Alcalde del Río, descubridor del arte de la cueva de El Pindal (a quien reconoceríamos en el personaje con gabardina). Junto a ellos aparece una tercera persona que viste con pajarita y que no es identificado en las anotaciones del archivo. Las fotografías se habrían tomado en 1933 “durante un viaje de prospección de pinturas rupestres de la cornisa cantábrica”. Sin embargo, a partir del estudio historiográfico de la actividad arqueológica en Asturias en el primer tercio del siglo XX, hemos llegado a la conclusión de que el personaje de la gabardina no es Hermilio Alcalde del Río.

Cueva de El Pindal: retrato de Encarnación Cabré junto a otros dos personajes.
Figura 2. Retrato de Encarnación Cabré en la cueva de El Pindal durante un viaje de prospección de pinturas rupestres en 1933 (Fondo gráfico de Juan Cabré, nº de inventario 1895). Fototeca del Instituto de Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Para llegar a tal deducción, inicialmente hemos tenido en cuenta que las relaciones personales de Cabré y Alcalde del Río en 1933 eran prácticamente inexistentes. Para esa fecha, y ya desde el estallido en 1914 de la I Guerra Mundial, la actividad como arqueólogo de Alcalde del Río había cesado, dedicándose por entero a la dirección de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, llevando a cabo únicamente estudios de carácter etnográfico por el territorio cántabro. Por otro lado, Alcalde del Río, nacido en 1866, tendría en 1933 sesenta y siete años. De hecho, tras su fallecimiento en 1947, Henri Breuil escribe una sentida carta a su viuda e hijas, en donde dice:

“…tuve mucha alegría de encontrarle, la última vez en 1932, ya viejecito pero siempre con el mismo entusiasmo y el mismo corazón amistoso. Después de la última guerra, nos hemos escrito cariñosamente varias veces…”

Ni su edad en 1933, ni la descripción que hace Breuil de su encuentro en 1932, permiten relacionarlo con el personaje que aparece en las fotografías.

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Establecida esta cuestión, y si no se trata del arqueólogo palentino, ¿quiénes son realmente los personajes que acompañan a Encarnación Cabré en las fotografías?

Para obtener respuesta éramos conscientes de que había que aclarar otra cuestión elemental: ¿por qué visitaron Juan y Encarnación Cabré Asturias en 1933?

Pues bien, la investigación de la actividad arqueológica en Asturias en la primera mitad del siglo XX nos permite saber que su presencia estuvo relacionada con el supuesto descubrimiento de una cueva con presuntas pinturas prehistóricas en Nueva de Llanes. Al respecto, el mismo Juan Cabré nos informa que en 1933, concretamente en el mes de abril, Constantino Cabal, secretario de la Comisión de Monumentos de la provincia de Oviedo, comunicó al Ministerio de Instrucción Pública el descubrimiento de una cueva con pinturas prehistóricas en el Pico de Socampo, en Nueva de Llanes. Dicho descubrimiento habría sido realizado por tres vecinos del pueblo: Florencio Carbón, Sacramento Díaz y Luis Sánchez, (este último, médico de Nueva) y certificado por Fernando Carrera Díaz-Ibargüen, farmacéutico, procurador de tribunales, miembro de la Comisión Provincial de Monumentos y comisario local de excavaciones arqueológicas del concejo llanisco, “señor de gran cultura y competencia en estos estudios”. Al respecto Cabré comenta que:

“El que suscribe fue designado […] para que se trasladase a Asturias e informase acerca del descubrimiento […] efectuando dicho viaje de inspección el día 11 de mayo último en compañía de su hija María de la Encarnación…”

Con esta información seguimos indagando en el archivo fotográfico de Juan Cabré, encontrando una tercera fotografía donde aparecen de nuevo nuestros tres protagonistas, junto a un cuarto personaje. De dicha fotografía, consignada en el inventario como CABRE-1898 (figura 3), las anotaciones de archivo señalan que se trata de un retrato de Encarnación Cabré “junto a tres personas, y al fondo, vista general del Pico Socampo (Nueva de Llanes, Asturias), hacia 1933”.

Socampo: retrato de Encarnación Cabré en Nueva de Llanes, junto con otros tres personajes
Figura 3. Retrato de Encarnación Cabré en Nueva de Llanes durante un viaje de prospección de pinturas rupestres en 1933 (Fondo gráfico de Juan Cabré, nº de inventario 1898). Fototeca del Instituto de Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

Dicha fotografía fue tomada sin duda en una de las visitas que en aquel viaje Cabré y Encarnación realizaron a la cueva recién descubierta. Sobre este particular Cabré continúa diciendo:

“…invirtiendo en su estudio desde el 12 al 15 del mismo mes, en cuya labor fue eficazmente auxiliado por los Sres. Carrera, Sánchez y Díaz […] habiéndole servido dichos señores, además, de guías en la visita que hizo, como estudio complementario de lo anterior, a las cuevas de El Penicial […], a la de Pindal y a Peña Tú…”

Este último comentario nos da la clave de la identificación, dado que los tres personajes que acompañan a Encarnación en la fotografía de Socampo serían los mencionados Carrera, Díaz y Sánchez. Una carta de Fernando Carrera dirigida a Constantino Cabal, fechada el 16 de mayo de 1933, conservada en el archivo de la Comisión Provincial de Monumentos (figura 4), confirmaría lo expresado por Cabré:

“El señor Cabré que llegó a Nueva el viernes último marchó el lunes (ayer), deteniéndose en Peña Tu, Pindal y Santillana […] le acompañé en sus trabajos así como a su hija Encarnación…”

Correspondencia de Díaz-Ibargüen con Constantino Cabal
Figura 4. Fragmento de la carta de Fernando Carrera Díaz-Ibargüen a Constantino Cabal. Archivo del Museo Arqueológico de Asturias.

Así pues las fotografías de Juan Cabré en la cueva de El Pindal fueron tomadas durante las visitas aludidas, en compañía de los señores Carrera, Díaz y Sánchez. La comparativa con la fotografía de Fernando Carrera publicada en la Gran Enciclopedia Asturiana (figura 5) nos permite concluir que el personaje de la gabardina no es otro que él mismo, siendo el tercer personaje, vestido con pajarita, bien el médico Luis Sánchez, bien el vecino de Nueva Sacramento Díaz.

Fernando Carrera Díaz-Ibargüen
Figuras 5. Fernando Carrera Díaz-Ibarguen. Fuente: Gran Enciclopedia Asturiana.

La cueva de Socampo fue visitada pocos meses más tarde por Francisco Benítez Mellado, enviado por la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, acompañado por uno de los hijos del Conde de la Vega del Sella. A partir de un estudio detenido certifica la absoluta falsedad de las pinturas halladas, con la prueba inequívoca de un análisis de las mismas, que contenían de sustancias químicas presentes en las pinturas industriales. Estas falsas representaciones gráficas fueron tapadas y destruidas en torno a 1947.

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Fernando Carrera Díaz-Ibargüen siguió ejerciendo su función de procurador, participando de manera intensa en la vida cultural de Llanes y Asturias con contribuciones en prensa y libros publicados relativos a la historia y etnografía de la región. Llegó a ser miembro de la Real Academia de La Historia, del Instituto de Estudios Asturianos y cronista oficial de Llanes. Falleció en 1973, a la edad de 96 años.

Encarnación Cabré
Figuras 6. María de la Encarnación Cabré Herreros. Fuente: wikipedia.

Encarnación Cabré (figura 6), desde muy joven frecuente acompañante de su padre en sus viajes y visitas arqueológicas, está considerada en la actualidad como la primera mujer en España dedicada a la Arqueología. Becada por la Junta Superior de Ampliación de Estudios para cursar estudios de Prehistoria y Antropología en Berlín y Hamburgo (1934-1935), realizó diversos viajes formativos por Europa contactando con los principales arqueólogos de la época. Llegó a ser profesora-ayudante en el departamento de Arte de la Universidad Complutense de Madrid, destacando su participación en el estudio e investigación del arte rupestre de La Cueva de Los Casares (Guadalajara). Tras la Guerra Civil abandonará la investigación arqueológica, que retomará mucho más tarde, cuando a partir de 1974 publicará varios trabajos sobre la Edad del Hierro en la Meseta, dando a conocer materiales inéditos de las excavaciones del Marques de Cerralbo. Falleció en el año 2005, a la edad de 93 años.

(Publicado originalmente en 2018 en El Revistín de Pimiango)

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BIBLIOGRAFÍA

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